La industria discográfica

El inicio del siglo XX

La industria discográfica: El inicio del siglo XX

Gracias a los aportes tecnológicos realizados por Alba Edison y Emilie Berliner, la industria fonograbada daría un giro de 360 grados en las primeras décadas del siglo XX resultado de la introducción de los discos plano, como se mencionó en el primer artículo. Esto soluciono grandes problemáticas con las que contaba los cilindros desarrollados en el fonógrafo; desde la durabilidad hasta la forma de almacenarlos, el disco plano generó una mejora radical. Sin embargo, el avance más importante fue la posibilidad de duplicar las grabaciones en masa; pues los cilindros no tenían la posibilidad de copiarse en un formato sencillo y rápido, en cambio, los discos planos tuvieron un auge en ventas, pues estos podían duplicarse como impresiones de prensa, generándose alrededor de 1910 el primer boom importante de la industria. 

Adicionalmente, entre 1901 y 1920 ya habría fuertes desarrollos en la industria musical no solo por los avances en los dispositivos de escucha por parte de la compañía Victor Talking Machine Company y la creación de sus famosas Victrolas, sino por los avances legislativos en Estados Unidos con la enmienda a la ley de Copyright en 1909 y el surgimiento de nuevas entidades como ASCAP en 1914 y posteriormente BMI en 1939 con el auge de la industria radial. 

En el inicio del siglo XX tres compañías dominarían el mercado del entretenimiento musical fonograbado; Édison, Victor y Columbia, el primero vendiendo solo grabaciones en cilindros, el segundo vendiendo grabaciones solo en discos planos y Columbia vendiendo ambos formatos manteniéndose la privacidad en el uso de estos. Al mismo tiempo, los conciertos en vivo y los recitales como Broadway seguían siendo importantes formas de explotar la música. Por otro lado, y en el ámbito legal, una decisión de la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos en 1917 les otorgaba mayor reconocimiento a compositores, autorizando, por primera vez, el cobro de licencias por parte de ASCAP (Asociación Estadounidense de Compositores, Autores y Editores) a los propietarios de restaurantes y negocios que comunicaran y utilizaran obras dentro de sus establecimientos.

Eldridge R. Johnson, fundador de la Victor Talking Machine Company logró durante sus primeros años hacerle importantes mejoras al gramófono de Berliner, incluyendo cajas de sonido mejoradas y motores de resorte más silenciosos y estables; gracias a la creatividad en publicidad, las ventas de la compañía Victor rápidamente fueron en aumento, volviéndose un dispositivo cada vez más común en viviendas americanas y en espacios de reunión frecuente como restaurantes o cafés donde anteriormente la ambientación era dada por bandas o pianistas. Durante el primer cuarto del siglo XX todos los fonógrafos vendidos en el mercado tenían una característica en común, la gran bocina que sobresalía del tornamesa. Hasta que en 1905 la Victor Company desarrollaría un nuevo modelo donde la gran bocina estuviera oculta debajo del tornamesa con dos puertas que permitían, además, generar un eficiente control de volumen, a este nuevo modelo lo llamo La Victrola.  Entre 1906 y 1920 Johnson desarrollaría múltiples variedades de la Victrola permitiendo que toda clase de hogar y establecimiento adquiriera una y se convirtiera en un mueble más dentro de las decoraciones de las casas americanas y europeas. 

Además de la evolución del tornamesa de Eldridge, en 1904 la compañía Victor empezó a utilizar y a grabar en ambos lados del disco por primera vez. Una vez patentada la idea, no tardó la compañía Columbia en demandar el registro y atacarla de todas las formas posibles. Hasta que, en 1908, según cuenta la historia, el abogado de la compañía demandante dijo en frente de la corte: “Si vamos a estar restringidos a un solo lado de la grabación, ¿qué lado debe ser?” Desde ahí, y tras la anulación de la patente, la industria fonográfica empezó a explotar ambos lados del disco y esta idea permanecería en el dominio público. 

Durante los años de auge de la Victor Talking Machine Company la disquera utilizó a grandes artistas de la época para grabar sus discos, como el cantante de ópera Enrico Caruso y sus discos Premium conocidos bajo el sello The Victor Red Seals, y los Original Dixieland Jazz Band, la primera banda en realizar una grabación de jazz. 

De esta manera, en la década de los años 10 y de los años 20 los fonógrafos eran todo un fenómeno popular de la música, con grabaciones de grandes orquestas y sesiones de opera que permitirían ya no solo utilizar una banda en vivo para explotar la música, sino utilizar estos dispositivos como forma de entretenimiento público, ocasionando, como vimos, que participantes como las Sociedades de Gestión Colectiva vieran la luz por primera vez en Estados Unidos. A partir de aquí, la música fonograbada tendría cada vez más espacio en los establecimientos abiertos al público. Pero, a partir de los años 20, se añadiría un participante nuevo, la radio.

La industria radial

Después de la primera guerra mundial, surgieron muchos sellos discográficos independientes y empezaron a hacer discos por su cuenta, generando una expansión de artistas capaces de grabar canciones o álbumes. Hasta antes de ese momento eran pocas las personas que podían grabar, dado que las horas de estudio eran costosas y solo podían tenerlas artistas ya exitosos o bandas reconocidas que aseguraran ventas en sus discos. Esto ocasionaba que la industria fonográfica fuera reducida y limitada y que a su vez los artistas independientes solo pudiesen presentar su música en vivo. Esto y el surgimiento de la industria radial haría que el crecimiento de ASCAP aumentara en los primeros años de una forma escalonada, creciendo un 400% en regalías para 1930. 

La aparición de la radio no fue del todo aceptada, ya que las disqueras y la industria fonográfica sentirían amenazados sus negocios que hasta entonces había estado en constante ascenso. Además, la música ya era parte común del diario vivir social, pues los hogares ya contaban con fonógrafos y victrolas como elemento básico de sus muebles, haciendo que la introducción de la radio no fue algo distinto, solo más económico y novedoso. De esta forma, la primera estación de radio comercial fue fundada en Pittsburgh el 2 de noviembre de 1920 y para finales del año siguiente ya había ocho en todo Estados Unidos. A mediados de los años 20, la música gratuita proveniente de la radio y la gran depresión que vendría en los años 30 ocasionaría un declive inminente en la industria del fonógrafo demostrando que los miedos de principio de la década fueran realidad. 

Con el nacimiento de la radio y el aumento de las emisoras, estas adquirirían las grabaciones depositadas en discos y las comunicarían sin necesidad de pagarle a los artistas o a los sellos discográficos regalías por aquella comunicación. Las únicas regalías que se cancelaban eran aquellas ocasionadas por las copias vendidas y las destinadas a compositores y sus editoras por la comunicación pública; solo hasta la actualidad y tras la expedición de nuevas normas sobre copyright, se obligaría a la industria radial a pagar por aquellos fonogramas. El pago de regalías para intérpretes y sellos discográficos por la comunicación pública sigue siendo en la actualidad una discusión vigente, dado que, un siglo después sigue siendo debatido aún por el congreso de los Estados Unidos. 

Sin embargo, esta década trajo también grandes avances tecnológicos a los estudios de grabación. Antes de los años 20 la grabación musical era realizada de forma manual, es decir, los músicos tenían que posicionarse al otro lado de una gigante bocina por donde viajaban las ondas de sonido hasta una aguja que se conectaba con el disco de cera. Este proceso era sumamente rustico y muchas veces los intérpretes no cabían en la sala, de igual forma ciertos sonidos e instrumentos no podían ser almacenados correctamente por su frecuencia y al ser realizada la grabación de forma manual no había espacio para errores pues si sucedían el disco quedaba perdido. “En el escenario del fonógrafo, el más mínimo error no es admisible” confesaba la cantante Ada Jones en 1917. 

Así, en 1925 entraría al mercado una importante empresa, la compañía Western Electric; quien a través de sus desarrollos inició la grabación eléctrica con su sistema Western Recording System, facilitando y mejorando la forma y la experiencia de grabación en los estudios existentes. Así, las tres disqueras del momento aceptaron el uso de la tecnología desarrollada por Western Electric y abandonaron los desarrollos tecnológicos en producción para dedicarse a la grabación y creación de discos. 

En 1929, The Victor Talking Machine Company sería adquirida por RCA (Radio Corporation of America) para empezar a utilizar la electrónica de RCA dentro de los productos de la compañía Victor, así la famosa compañía creadora de la Victrola pasaría a llamarse RCA Victor. Ese mismo año Edison dejaría la industria fonográfica del cual fue creador; y en 1938 Columbia sería adquirida por CBS (Columbia Broadcasting System) después de haber sido comprada por la American Recording Company (ARC) en 1930. Con la fusión entre los sellos discográficos clásicos y la radio fue poco el tiempo para que estas mismas absorbieran las editoras musicales logrando que más compositores y músicos fueran firmados como artistas “de estudio”. 

En los años 30 el auge de la radio y la gran depresión fueron factores cruciales dentro del desarrollo de esta industria. En 1934 el 60 porciento de todas las casas de Estados Unidos contaban con radio, pues era la forma de entretenimiento más económica, es por esto por lo que los años 30 son conocidos como “la era dorada de la radio”, pues para finales de la década ya había 722 estaciones de radio en Estados Unidos.  Así, desde las disqueras más grandes, como ARC y la disquera británica Decca, a disqueras independientes empezaron a notar la importancia de este medio de comunicación que cada vez lograba llegar a más casas, pasando a ser una aliada más que un enemigo, como era considerado en los años 20. Se empezaría entonces a medir la popularidad de los artistas por medio de las ventas de composiciones y discos con el apoyo de una nueva revista llamada Billboard la cual, en 1934, empezaría a realizar encuestas semanales basadas en la música explotada por este medio de comunicación. A la par de estas circunstancias sociales, otra gran protagonista de la década serían las famosas “jukeboxes” o tocadiscos tragamonedas creando una nueva forma de comercializar la música en bares y restaurantes. 

Mientras tanto, en Europa, se desarrollaba un nuevo sistema de grabación, la cinta de grabación magnética. Si bien sus desarrollos venían desde 1898, solo hasta 1929 la empresa alemana Fritz Pfleumer pudo patentar su cinta. Sobre este desarrollo, la compañía AEG pudo sacar al mercado el Magnetófono, logrando así, en 1935 la primera cinta magnética hecha de una hoja de acetato de celulosa recubierta con una laca de óxido de hierro unida. Sus fines eran netamente comerciales, hasta la segunda guerra mundial, donde su aplicación paso a ser militar. 

Durante esta década las disqueras más importantes de la época, ARC, RCA Victor y Decca se dedicaron a grabar a las más grandes orquestas, como la orquesta de Nueva York, Chicago, Cleveland, Minneapolis y la de Filadelfia, hecho que, si bien se había logrado con anterioridad, no había contado con la tecnología y la calidad de sonido que ya, para los años 30, se podía obtener. Igualmente, con el desarrollo de la segunda guerra mundial, las bandas marciales y los himnos nacionalistas cogieron fuerza llevando la música a las zonas de guerra.

A U T O R E S

Sebastián Montaño - Abogado socio

Sebastián Montaño

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